Monday, January 04, 2010

Freakies of my youth XIV: Tarzan


Pues lo siento mucho si Tarzán es un héroe admirado por generaciones de jóvenes y menos jóvenes, desde que Edgar Rice Boroughs concibió la historia de un niño criado por simios, pero para mi Tarzán es un raro.

Lo era cuando lo encontré por primera vez en la pantalla de un cine de reestreno, impersonado por Johnny Weissmüller y lo siguió siendo cuando más tarde pude entender lo que podía representar para un niño ser criado entre monos.

Weissmüller, el actor, fue un inmigrante rumano, nacido en Szabadfalu un suburbio de la actual Timişoara, aunque dice la Wikipedia que el lugar de nacimiento que figura en su hoja de entrada en los Estados Unidos a través de la famosa isla Ellis (Ellis Island) por la que entraban todos los inmigrantes en Nueva York, es Meda, una pequeña localidad junto a la frontera con Serbia. Esto era cuando el Imperio Austrohúngaro y ahora es difícil situar cada sitio porque los nombres han cambiado. Los padres de Johnny hablaban alemán y eran judíos askenazi, de manera que a los efectos pasa como de origen alemán. Un buen deportista, ganó varias medallas olímpicas de natación. Pero como actor era un petardo.

La pinta con la que salía en las película de Tarzán a mi no me inspiraba nada. Y me parece que a las mozas de mi entorno tampoco. Lo encontraban un poco blando, con ese cuerpo que, aunque sea fuerte, no resulta musculoso y que tienen muchos nadadores. Las tías siempre estaban esperando que se le viera la picha por debajo de la faldita que llevaba puesta, cosa que nunca pasaba. Y la jeta no parecía la de nadie muy avispado. Encima hablando como los indios de la pelis antiguas.

El alarido es algo que merece tratamiento aparte. No que los gritos de victoria me parezcan mal. He conocido y he sido capaz de proferir los de los mariachis, lo que los americanos llaman “rebel yell”, propio del sur de los Estados Unidos y hasta me he atrevido con algún irrintxi euskaldún y algún “Uc” ibizenco. Pero el grito de Tarzán me parece un gogorito estúpido.

La que si estaba como un queso era Jane, interpretada por la actriz irlandesa Maureen O'Sullivan, una brava moza que enseñaba generosamente los muslos y que nadie entendía como podía liarse con el morrosko de Trazán. La O’Sullivan con el tiempo sería la suegra de Woody Allen, porque casada con un australiano de nombre Farrow, tuvo una hija llamada Maria de Lourdes, que es conocida en el siglo como Mia Farrow (una cursi redomada).

Que Tarzán me pareciera un imbécil se confirmó cuando tuve conocimiento de lo que han sido los niños-lobo (feral children), aquellos criados por animales como Mowgli , un personaje mucho más amable, como afectos de graves trastornos del desarrollo.

Tarzán no pudo nunca ser el rey de los monos, sinó más probablemente el más tonto de todos ellos. Que luego acabase en Nueva York criticando los efectos de la modernidad de los años 30, no és más que un capítulo más de ese retorno a la vida primitiva, al bon sauvage de Montaigne (que no de JJ Rouseau), un pobre desgraciado.

Tarzán entra en la nómina de los "freakies" por méritos propios y por los añadidos por el señor Weissmüller.

No comments: