Lo que veo, al releerlo, que en 10 años, diez largos años, apenas ha cambiado nada. Sigue vigente.
Por eso lo "republico":
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En la batalla del Somme, durante la 1ª Guerra Mundial el ejército británico sufrió en una mañana 60.000 bajas. Las acciones militares realizadas no representaron nada en curso de la batalla y, mucho menos, de la guerra. Los periódicos ingleses de la época se indignaron. Las críticas hacia el alto mando y los oficiales se venían prolongando ya varios meses basadas en la desproporción entre las acciones ordenadas, las bajas sufridas y los escasos resultados de una guerra turbia, aplomada, sin progresos y, muy probablemente, sin sentido. Y ello si es que las guerras alguna vez lo han tenido.
Stanley Kubrick llevó a la pantalla una historia de despropósitos estratégicos ambientada en la época y situación, “Senderos de Gloria”, que protagonizó un todavía joven Kirk Douglas. Para evitarse críticas del público anglosajón los guionistas hicieron que los protagonistas fueran miembros del ejército francés. Pero la realidad expuesta en la película se correspondía con la frase del titular, proferida por un militar del alto mando alemán, ante tal desperdicio.
Pedir esfuerzos denodados ante dificultades reales, pero con propósitos a medio o largo plazo de difícil definición no es una buena práctica de gestión.
Los profesionales de la medicina y de manera muy marcada los médicos de Atención Primaria y los médicos y enfermeras de los hospitales están ofreciendo lo mejor de su dedicación y lo más actualizado de sus conocimientos con una eficacia notable, cuyos resultados inmediatos en la salud de la población son palpables. Pero no es menos cierto que el costo personal y profesional es considerable, el cansancio y la fatiga van calando gradualmente y la carencia de perspectivas claras lo empeora y agudiza.
La conciliación de la vida laboral y personal se ha esgrimido para aumentar los horarios asistenciales en los centros de Primaria como si tal conciliación fuese un derecho inalienable para todo el mundo menos para los médicos. Otro tanto puede decirse de los que por su dedicación deben cubrir turnos de guardia. Todos sabemos que la atención médica debe cubrir 24 horas cada día y 365 días cada año menos los bisiestos que son 366. Y así lo asumimos y realizamos. Pero a estas alturas del progreso de los logros de los trabajadores no resulta de recibo que unos cuantos tengan que asumir 2400 horas de trabajo al año cuando los convenios son de 1725 más, como mucho, 80 horas extraordinarias anuales. Esto no sucede en ningún otro sector de la actividad económica o laboral.
La exigencia de más y nuevas responsabilidades no se acompaña compensaciones ni económicas, pues nuestros salarios son míseros si se comparan con los países de nuestro entorno (y los de Catalunya aún peor), ni profesionales en cuanto a posibilidades de desarrollo, equipamiento e instalaciones o soporte de profesiones aliadas.
Pero lo peor es la lamentable actitud, gesto y disposición de los cuadros de mando que, a su vez apretados por unos diseños estratégicos incongruentes y demenciales, pretenden exprimir a unos profesionales más que pasados del límite del aguante, para cubrir unos objetivos alejados de la realidad y sin sentido. Y encima, a menudo con malos modos, menosprecio y acritud.
A ver si se enteran de que, si es cierto que tenemos uno de los mejores sistemas asistenciales sanitarios del mundo, es por lo que hacemos los profesionales. Y que si resulta más económico, si lo que se dedica del PIB a sanidad es 2 puntos porcentuales por debajo del resto de los países de nuestro entorno, es porque nos pagan poco y mal. Y nos conducen peor. Como a la infantería del ejército de Su Graciosa Majestad británica en el Somme.
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