Cuando todo indica que, en el lío de la realidad, te encuentras en la coherencia de lo que tú crees con lo que, también tú, puedes observar, te acercas a la razón. Es cierto que lo que observas puede ser erróneo o, al menos y casi siempre, parcial. La percepción tiende a hacerse selectiva y acomodar lo que percibimos con lo que pensamos. Aquí puede fallar la crítica y desviarnos de la realidad o derribarnos en errores notables.
A veces el recurso puede ser la comparación de lo que ideamos con lo que idean otros. Y, sobre todo, si esos otros son muchos. El poder de lo que piensa la mayoría es innegable.
Pero también ocurre que las mayorías yerran. O porque carecen de la información, o porque se les ha ofrecido sesgada o, también, porque en determinados momentos históricos, grandes mayorías tienden a instalarse en el error. Es entonces cuando el disidente es marginado.
Irremediablemente, es necesario moverse hacia situaciones o casos concretos, en el espacio y en el tiempo: una situación actual es la proliferación en Europa de fenómenos de lo que se conoce como "populismo", y que se percibe como indeseable.
Parecería como si ofrecer a la gente lo que la gente prefiere no debería ser malo. Sin embargo, el recurso a los sentimientos llamados "más bajos" conduce a catástrofes. La altura o la bajada de estos sentimientos varía según sean exclusivos, excluyentes, condicionados por pequeñeces de la vida diaria, contrapuestos a otros más amplios, abiertos, universales, compartidos y compartibles, transtemporales.
Los movimientos populistas europeos se mueven a la línea de una defensa a ultranza del statu quo y una limitación de los fenómenos que puedan moverlo, como los movimientos migratorios que se han ido desarrollando en los últimos dos o tres decenios, el acceso de las mujeres en puestos de responsabilidad, la libertad de expresión, la diversidad sexual y otros. No lo soportan.
De hecho, no lo toleran porque, por definición y designio, son intolerantes. Lo que nos lleva a ver que la principal condición, lo esencial para la convivencia, es la tolerancia. Sufren de la carencia de una calidad natural qué es el respeto a la diversidad. Al creer en la igualdad, lejos de la comodidad de la uniformidad, lo diferente les genera intranquilidad, desasosiego, desazón. De hecho, a muchas personalidades simples les da miedo que les puedan considerar "diferentes" a sí mismos, como si la diversidad fuera una enfermedad contagiosa.
De la tríada republicana: libertad, igualdad y fraternidad, no entienden que se necesitan las tres a la vez. De lo contrario, es una simplificación. La libertad debe permitir opciones, naturalmente diversas. La igualdad lo es de los derechos y obligaciones, éstas proporcionadas a cada uno. La fraternidad, teniendo en cuenta que, históricamente y desde los hermanos Caín y Abel, los lazos de sangre no la garantizan, puede fácilmente sustituirse por la solidaridad.
Pero es la tolerancia, contemplar que existen otras realidades y que todas pueden ser igualmente válidas, la que te acercará más a la razón y a la realidad.
Tolerance:
When everything indicates that, in the mess of reality, you find yourself in the coherence of what you believe with what you, too, can observe, you come closer to reason. It is true that what you observe can be wrong or, at least and almost always, partial. Perception tends to become selective and accommodate what we perceive with what we think. Here criticism can fail and deviate from reality or topple us in notable errors.
Sometimes the resource can be the comparison of what we devise with what others devise. And, above all, if those others are many. The power of what the majority thinks is undeniable.
But it also happens that majorities err. Or because they lack the information, or because it has been offered to them biased, or because at certain historical moments, great majorities tend to settle in error. It is then when the dissident is marginalized.
Inevitably, it is necessary to move towards specific situations or cases, in space and time: a current situation is the proliferation in Europe of the phenomenon known as "populism", which is perceived as undesirable.
It would seem as if offering people what people prefer shouldn't be a bad thing. However, the recourse to the so-called "lower" feelings leads to catastrophes. The height or descent of these feelings varies depending on whether they are exclusive, excluding, or conditioned by trifles of daily life, as opposed to other broader, open, universal, shared and shareable, transtemporal ones.
The European populist movements move to the line of a staunch defence of the status quo and a limitation of the phenomena that can move it, such as the migratory movements that have developed in the last two or three decades, the access of women in positions of responsibility, freedom of expression, sexual diversity and others. They can't stand it.
In fact, they don't tolerate it because, by definition and design, they are intolerant. This leads us to see that the main condition, essential for coexistence, is tolerance. They suffer from the lack of a natural quality which is respect for diversity. By believing in equality, far from the comfort of uniformity, what is different generates restlessness, restlessness, and discomfort. In fact, many simple personalities are afraid that they might be considered "different" to themselves as if diversity were a contagious disease.
From the republican triad: liberty, equality, and fraternity, they do not understand that all three are needed at the same time. Otherwise, it's a simplification. Freedom must allow options, naturally diverse. Equality is of rights and obligations, these provided to each one. Fraternity, taking into account that, historically, and since the brothers Cain and Abel, blood ties do not guarantee it, it can easily be replaced by solidarity.
But it is tolerance, contemplating that there are other realities and that they can all be equally valid, which will bring you closer to reason and reality.
Novembre 2022