Parece un guión extraído de “Oliver Twist”, solo que en vez de ser huérfanos londinenses de la época victoriana son inmigrantes rumanos, de etnia romaní.
A la tercera oportunidad que me los topé me dirigí al adulto que se acercó como curioso. Le informé que lo que hacía era un delito en este país: inducción al delito a un menor. Corrupción de menores. Masculló unas palabras y con un gesto de escepticismo o desprecio se dio la vuelta y se dirigió a otro banco.
Los niños son inocentes. Hoy 28 de diciembre es su fiesta ¿no?. Pero el adulto es un delincuente.
Llamé al 091 y me colgaron el teléfono después de informarme que tenía que hacer la denuncia por escrito y en comisaría.
Pues alguien debería hacer algo antes de que, por el camino que van, un día decidan probarlo con el chalet de un joyero y un segurata les meta una bala en la cabeza.
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