Tuesday, December 08, 2015

Cómo explicar el terrorismo… a los niños (París 13N)

Aquí al lado hay un contacto con el blog de Pediatría social, donde un par de veces por semana publico artículos sobre los derechos de los niños y dedicado especialmente a los que profesionalmente se dedican a la atención de la infancia.  Como sucede con los blogs, gradualmente los textos se van haciendo cada vez más opinión del autor. Eso no es ni malo ni bueno; sólo es así. Algunos textos se pueden compartir y eso hago aquí y ahora:


PSNo es fácil explicarnos el terrorismo a nosotros mismos. Se puede parafrasear a Clausewitz cuando se refería a la guerra, como que es la forma de proseguir la política por otros medios. Tampoco es un invento moderno. En la plaza dónde estaban los juzgados en la ciudad donde viví mi infancia, había una estatua de bronce con la inscripción “Terror romanorum“, apelativo que dedicaron a un guerrero lusitano que dos siglos antes de la era cristiana combatía al imperio.
Lamentablemente se repite la tendencia de llamar terrorismo cualquier acción violenta de minorías contra grandes poderes establecidos, mientras que se llama “guerra” a las acciones violentas entre poderes más o menos equiparables. A ello se le puede añadir toda suerte de circunstancias que complican la realidad. No, no es fácil explicar el terrorismo.
Cuando suceden sucesos luctuosos como los ocurridos en París el pasado viernes 13 de noviembre, en lo que respecta a los niños, la tendencia es a evitar su exposición a ese tipo de noticias: ojos que no ven… Sin embargo, la profusión de las noticias en medios de comunicación a los que los niños tienen acceso habitual, puede hacer eso imposible. No sólo del cuadro general, sino de algunos detalles que se destilan y llegan a los niños, como puede ser el empleo de los terroristas de sistemas de comunicación basados en juegos electrónicos de consolas. O que los ataques se hayan dirigido contra un estadio de fútbol como al que ellos pueden acudir cualquier fin de semana con la máxima ilusión de seguir a su equipo favorito. Es inevitable que en el patio de recreo se intercambien este tipo de informaciones.
Padres y educadores pueden encontrar dificultades para responder a preguntas de los niños sobre estos temas. Lo que no se puede hacer es eludir el tema con evasivas porque la realidad es muy tozuda.
Evidentemente que a los más pequeños se les debe informar con respuestas concretas a preguntas concretas, aunque ese esquema pueda sonar a leninismo, tiene la virtud de ser muy útil ante cuestiones más o menos comprometidas o embarazosas como el sexo, la religión o la justicia. Pero a ellos y a los más mayores, se les debe insistir en reforzar la idea de seguridad. Que se trata de acciones puntuales y que es muy improbable que exista un riesgo concreto para ellos. De otra manera sólo contribuiríamos a continuar el propósito atemorizador de los perpetradores de los ataques.
También puede ser conveniente reducir la cuestión de “buenos” y “malos” a “violentos” y “no violentos”, en la idea de que todo el mundo tiene derecho a defender y expresar sus ideas siempre que lo haga pacíficamente y sin intentar imponerlas por la fuerza. Y que, sin embargo, las fuerzas del orden tienen la autoridad de utilizar precisamente esa fuerza en nuestra defensa.
Igualmente conviene aclarar que no hay razones religiosas en los conflictos, aunque tal pueda resultar especialmente difícil en las circunstancias actuales cuando las religiones son utilizadas por diferentes actores como justificaciones de sus actos.
Con todo, las declaraciones bélicas de algunos dirigentes y sus actuaciones, como el actual presidente de la República francesa, no ayudan mucho a poder explicar planteamientos pacifistas. Y todo ello va a ser más difícil de explicar.

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Sunday, December 06, 2015

Día de la Constitución - 6D



Parecería como que con una vigencia de 37 años, un texto constitucional podía haberse asentado entre las gentes y comportar una cierta veneración. Pero algunos han hecho todo lo posible para que pueda entrar en cuestión.

Vaya por delante que quien esto escribe, con edad y libertad para hacerlo, no votó el texto constitucional en 1978. No me gustó ni el texto ni la circunstancia.

La Constitución española del 1978, aunque fuera fruto de un acuerdo entre diversas fuerzas políticas de la época, dejó fuera a colectivos importantes. El texto, como se dice ahora, manifiestamente mejorable, excluyó diferentes aspectos de los derechos ciudadanos e incorporó alguna chapuzas memorables. Que su gestación se viese mediatizada por los llamados poderes fácticos, especialmente las fuerzas armadas y la Iglesia Católica, introdujeron una debilidad congénita que resiste mal el paso del tiempo. Estaría dispuesto a admitir que en aquellos momentos las amenazas, especialmente de los militares, no podían desdeñarse. Pero ha habido tiempo de sobras, especialmente después de algunos acontecimientos luctuosos como el golpe de estado de 1981 y de largos períodos de mayorías más que suficientes como para haber procedido a enderezar los numerosos entuertos que contiene.

El lío de la jefatura del estado, nunca suficientemente legitimada más allá del legado de la dictadura, la inutilidad de la segunda cámara y la confusión del denominado estado de las autonomías, son parte de los problemas principales.

Tan criticable es el texto como el uso que se ha hecho de él por parte de diferentes gobiernos que podían haberse esmerado más en pensar en los ciudadanos y no en ellos mismos. La monumental traición que supuso modificar el artículo 135 y anteponer deudas a derechos fundamentales, sin debate, con nocturnidad veraniega y alevosía en su justificación, no tiene perdón. Más aún cuando como se ha sabido, nunca fue esa la exigencia de los gobiernos europeos. La idea mastuerza fue de la Moncloa y del partido en la oposición del momento.

El uso y manoseo del Tribunal Constitucional no ha contribuido mucho a mejorar el prestigio de la ley de leyes. La composición bastarda del alto tribunal, varios de cuyos miembros no son jueces sino políticos designados, la prolongación ilegítima en los cargos más allá de los períodos estipulados y la dependencia constante de los designios del partido en el poder ejecutivo, deja a eso, que no pasa de ser una comisión consultiva, con muy escasa credibilidad. Varios millones de ciudadanos del estado español se han visto vejados por la arbitrariedad de sus decisiones.

Viviendo al otro lado del charco y en relación con la celebrada festividad del Día de Acción de Gracias en los Estados Unidos, a la pregunta de si en España teníamos una festividad parecida, di en contestar que aquí no teníamos muchas cosas por las que dar gracias... No tenemos esa fiesta. Pues esta celebración del 6 de diciembre también nos la podíamos ahorrar.


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(Adendum: Pues no se qué decir de la siguiente fiesta de la Inmaculada Concepción. Cuando pregunto a los católicos practicantes, más de la mitad no saben que quiere decir exactamente eso de la Inmaculada Concepción. Se lían con lo de la virginidad de la madre de Jesús de Nazaret. Y cuando les explico que viene de la santificación de un polvo de San Joaquin con Santa Ana se escandalizan...)