Hace unos dias contestaba a otro bloguero a través de los comentarios del blog de Lluis Foix, anterior director de la La Vanguardia y notable por su sentido común y prudencia titulado en catalán: No anem bé…
Y decía yo: ...pero al Rajoy no vale la pena preguntarle nada porque es la nada personalizada. Los periodistas, incluido nuestro estupendo anfitrión, el señor Foix, tampoco tienen ninguna obligación para con la historia, más allá del registro y, ocasionalmente, el relato.
Y decía yo: ...pero al Rajoy no vale la pena preguntarle nada porque es la nada personalizada. Los periodistas, incluido nuestro estupendo anfitrión, el señor Foix, tampoco tienen ninguna obligación para con la historia, más allá del registro y, ocasionalmente, el relato.
Y sí, vamos por el camino sin mapas ni calendarios. Pero igual en otros tiempos sólo tenían mapas y calendarios algunos privilegiados y otros espabilados, desde Metternich a Allenby, el terceto de Yalta o, ahora, el G20 o el Club Bildeberg. Quizá cuando mirasen cómo han ido las cosas, en los relatos de los periodistas o los recuentos de los historiadores, es posible que pensasen que no, que no era eso lo que tenían en sus mapas y sus calendarios.
La historia evoluciona a trompicones las más veces y las cartas de navegar sirven para los viajes, y eso no siempre. Construir la historia puede quedar fuera del alcance de los más imponentes de sus protagonistas. Mientras, quisiera pensar que la historia la construyen los pueblos, la gente, aunque sea una propuesta marxista y siempre abierta a análisis y discusiones.
A medida que avanza el proceso hacia la independencia de Cataluña, coloquialmente el "prucés" por antonomasia, van surgiendo voces con razonables dudas sobre la viabilidad de las iniciativas políticas y su progresión en el calendario. Sin embargo, me da la sensación de que las dudas se apoyan en preconcepciones y carencia de datos precisos, asumiendo como ciertos los que son ya viejos mientras que los recientes contienen la incerteza de la parcialidad tanto cuantitativa como cualitativa: quiero decir que son parciales por fragmentarios que pretenden generalizacions que sólo soporta la estadística inferencial, y que son parciales en el sentido de que toman parte o partido sobre las cuestiones planteadas. Reconozco que mi interpretacion de la existencia de sesgos inherentes a los métodos cuantitativos se enraiza en mi escasa confianza en nuestros colegas sociólogos, que a su vez es un sesgo y un prejuicio. Pero me justifico con los repetidos y estentóreos fracasos de las predicciones que venimos viendo en los últimos tiempos sobre resultados electorales y otros.
Es cierto, sin embargo, que los eventos futuros se decidiran por métodos cuantitativos de votos a favor y votos en contra. Tal es la raiz y consecuencia de un referendum. Y ahí yace la principal discrepancia actual. Por un lado los responsables del gobierno de la Generalitat de Catalunya ya han decidido que toda la cuestión del encaje de la nacion en el contexto de las naciones debe dilucidarse via referendum. Y se han fijado ya la fechas, el 1º de octubre, y la pregunta que incluye además la construción del estado catalan en forma de República. Por otro lado, la oposición frontal por parte del estado español, personificado por su gobierno, a la celebración del referendum, dejando aparte los condicionantes de su inclusión en el marco legal y las piruetas sobre si la soberanía pertenece a todos los ciudadanos del estado y demás, lo que muestra es un terror pánico a que el referendum lo gane Cataluña. Como ya hemos comentado en otras ocasiones, ojalá estuviesemos tan seguros de que el referendum se ganará como lo están en la Moncloa.
Y todo ello por el desconocimiento profundo de la realidad catalana. Eso que ahora se ha dado en llamar "la oficialidad" del estado que incluye, además del gobierno del Partido Popular, el amplísimo colectivo de altos funcionarios y dirigentes de instituciones estatales, no dan signos de tener ni idea de lo que es y que pasa en Catalunya en esta segunda década del siglo XXI. Todo el "aparato" del estado madrileño en general tiene poco conocimiento y escaso aprecio por la España periférica más allá de que sus gentes sirvan de mano de obra, sus empresas de recursos económicos en forma de impuestos y sus territorios de zonas de ocio para ir de feria en primavera, de playa en verano, de caza en otoño y a esquiar en invierno. Son los Jefes de negociado de los diferentes organismos ministeriales, la gente del Tribunal de cuentas, los miles de ingenieros del ministerio de Fomento sin otro trabajo que dibujar estructuras radiales, miembros de las cúpulas del Poder Judicial, de la inspección de Hacienda, de la Abogacía del estado, de la Dirección de Puertos del Estado a 400 km. del mar, de ministerios sin competencias como el de Cultura o el de Sanidad, los Registradores de la propiedad, los notarios, los de RENFE, de AENA, los del cuerpo de Interventores, los militarotes, los mandos de la Guardia civil y los policías que, como sólo andan por las cloacas, no saben lo que pasa encima (ver mi post https://xallue.blogspot.com.es/2016/06/las-conspiraciones-contra-cataluna-2016.html). Todos los que se reunen en cónclave bisemanal con las gentes del dinero en el palco de Bernabeu: el centro del poder. Todos herederos de la España negra que junto con la jerarquía dela Iglesia católica destruyó la República, se reasentó durante la dicatdura franquista y que resiste el paso de la historia atrincherada en una Constitución pactada con los militares y que mantiene la monarquía borbónica de personajes fulleros, puteros y contrabandistas de armas sin siquiera una legitimidad dinástica.
Pues no, no se enteran porque cuando vienen a Catalunya se quedan en la Barcelona de "Upper Diagonal", se ven con empresarios del Opus y con cuatro "botiflers" que les ocultan que el PP es una organización residual que sólo detenta una alcaldía de 453 vecinos, de los 948 municipios que hay en Catalunya.
Desde aquí invitamos a todos que se paseen cualquier tarde por Vich, por Manresa, por Berga, por Valls, por Puigcerdà, por Amposta, por Solsona, por Calafell, por Terrassa, por Reus, por Tremp, por Mollerusa, por Mataró, por Vilafranca del Penedés, por Olot o por Figueras, y si le sobra tiempo por Lleida, Girona o Tarragona... y que hablen con la gente. Que entren en una papeleria a comprar un boli o a una pasteleria y pidan un pasta local y pregunten: "Com anem?".
A poco que se fijen, verán que una gran parte de la gente hace tiempo que han desconectado con el estado. En esas poblaciones ya no hay Guardia civil, los envíos se hacen por empresas de mensajería porque Correos no funciona y el euro es una moneda multinacional--aunque algunos se acuerdan que la peseta era una moneda catalana, diminutivo del peso o de pieza de a ocho, "piecita"--y no hay otros símbolos del estado en el entorno. Las guarniciones militares de la División de Montaña desplegadas para combatir los "maquis" desaparecieron en los años 80. Al rey sólo lo ven algunas matronas de peluquería en el "Hola!" y las infantas parecen un símbolo de consentidas. Las industrias llevan ya un quinquenio abriendo mercados en el extranjero de manera que el 68% de su producción está ya destinado a la exportación. Los inmigrantes aprenden catalán (menos los sudamericanos) y se sienten integrados en su mayoría.
También les invitamos a acercarse a las macromanifestaciones de cada 11 de septiembre de los últimos cinco años. Dos millones de personas en la calle y, cuando acaban, no queda en el suelo ni un papel, a diferencia de cuando se corre una maratón o el Barça monta una rúa de celebración. A ver si encuentra una explicación. O también a analizar la composición de las muchedumbres de los otros actos reivindicativos de la Assemblea Nacional Catalana en pro del refrendum, o en apoyo de los líderes procesados delante del palacio del TSJC: 40 o 50 mil, de clase media, gente mayor y jubilados activos, que la gente joven está en el curro o cuidando los niños.
Hay que acercarse a los centros cívicos, "casals d'avis" o a las instalaciones deportivas. O a las Ramblas la diada de Sant Jordi y comprobar que cada año se editan 9.000 nuevos títulos en catalán que, evidentemente, alguien compra.
Anem bé...
XA.
A medida que avanza el proceso hacia la independencia de Cataluña, coloquialmente el "prucés" por antonomasia, van surgiendo voces con razonables dudas sobre la viabilidad de las iniciativas políticas y su progresión en el calendario. Sin embargo, me da la sensación de que las dudas se apoyan en preconcepciones y carencia de datos precisos, asumiendo como ciertos los que son ya viejos mientras que los recientes contienen la incerteza de la parcialidad tanto cuantitativa como cualitativa: quiero decir que son parciales por fragmentarios que pretenden generalizacions que sólo soporta la estadística inferencial, y que son parciales en el sentido de que toman parte o partido sobre las cuestiones planteadas. Reconozco que mi interpretacion de la existencia de sesgos inherentes a los métodos cuantitativos se enraiza en mi escasa confianza en nuestros colegas sociólogos, que a su vez es un sesgo y un prejuicio. Pero me justifico con los repetidos y estentóreos fracasos de las predicciones que venimos viendo en los últimos tiempos sobre resultados electorales y otros.
Es cierto, sin embargo, que los eventos futuros se decidiran por métodos cuantitativos de votos a favor y votos en contra. Tal es la raiz y consecuencia de un referendum. Y ahí yace la principal discrepancia actual. Por un lado los responsables del gobierno de la Generalitat de Catalunya ya han decidido que toda la cuestión del encaje de la nacion en el contexto de las naciones debe dilucidarse via referendum. Y se han fijado ya la fechas, el 1º de octubre, y la pregunta que incluye además la construción del estado catalan en forma de República. Por otro lado, la oposición frontal por parte del estado español, personificado por su gobierno, a la celebración del referendum, dejando aparte los condicionantes de su inclusión en el marco legal y las piruetas sobre si la soberanía pertenece a todos los ciudadanos del estado y demás, lo que muestra es un terror pánico a que el referendum lo gane Cataluña. Como ya hemos comentado en otras ocasiones, ojalá estuviesemos tan seguros de que el referendum se ganará como lo están en la Moncloa.
Y todo ello por el desconocimiento profundo de la realidad catalana. Eso que ahora se ha dado en llamar "la oficialidad" del estado que incluye, además del gobierno del Partido Popular, el amplísimo colectivo de altos funcionarios y dirigentes de instituciones estatales, no dan signos de tener ni idea de lo que es y que pasa en Catalunya en esta segunda década del siglo XXI. Todo el "aparato" del estado madrileño en general tiene poco conocimiento y escaso aprecio por la España periférica más allá de que sus gentes sirvan de mano de obra, sus empresas de recursos económicos en forma de impuestos y sus territorios de zonas de ocio para ir de feria en primavera, de playa en verano, de caza en otoño y a esquiar en invierno. Son los Jefes de negociado de los diferentes organismos ministeriales, la gente del Tribunal de cuentas, los miles de ingenieros del ministerio de Fomento sin otro trabajo que dibujar estructuras radiales, miembros de las cúpulas del Poder Judicial, de la inspección de Hacienda, de la Abogacía del estado, de la Dirección de Puertos del Estado a 400 km. del mar, de ministerios sin competencias como el de Cultura o el de Sanidad, los Registradores de la propiedad, los notarios, los de RENFE, de AENA, los del cuerpo de Interventores, los militarotes, los mandos de la Guardia civil y los policías que, como sólo andan por las cloacas, no saben lo que pasa encima (ver mi post https://xallue.blogspot.com.es/2016/06/las-conspiraciones-contra-cataluna-2016.html). Todos los que se reunen en cónclave bisemanal con las gentes del dinero en el palco de Bernabeu: el centro del poder. Todos herederos de la España negra que junto con la jerarquía dela Iglesia católica destruyó la República, se reasentó durante la dicatdura franquista y que resiste el paso de la historia atrincherada en una Constitución pactada con los militares y que mantiene la monarquía borbónica de personajes fulleros, puteros y contrabandistas de armas sin siquiera una legitimidad dinástica.
Pues no, no se enteran porque cuando vienen a Catalunya se quedan en la Barcelona de "Upper Diagonal", se ven con empresarios del Opus y con cuatro "botiflers" que les ocultan que el PP es una organización residual que sólo detenta una alcaldía de 453 vecinos, de los 948 municipios que hay en Catalunya.
Desde aquí invitamos a todos que se paseen cualquier tarde por Vich, por Manresa, por Berga, por Valls, por Puigcerdà, por Amposta, por Solsona, por Calafell, por Terrassa, por Reus, por Tremp, por Mollerusa, por Mataró, por Vilafranca del Penedés, por Olot o por Figueras, y si le sobra tiempo por Lleida, Girona o Tarragona... y que hablen con la gente. Que entren en una papeleria a comprar un boli o a una pasteleria y pidan un pasta local y pregunten: "Com anem?".
A poco que se fijen, verán que una gran parte de la gente hace tiempo que han desconectado con el estado. En esas poblaciones ya no hay Guardia civil, los envíos se hacen por empresas de mensajería porque Correos no funciona y el euro es una moneda multinacional--aunque algunos se acuerdan que la peseta era una moneda catalana, diminutivo del peso o de pieza de a ocho, "piecita"--y no hay otros símbolos del estado en el entorno. Las guarniciones militares de la División de Montaña desplegadas para combatir los "maquis" desaparecieron en los años 80. Al rey sólo lo ven algunas matronas de peluquería en el "Hola!" y las infantas parecen un símbolo de consentidas. Las industrias llevan ya un quinquenio abriendo mercados en el extranjero de manera que el 68% de su producción está ya destinado a la exportación. Los inmigrantes aprenden catalán (menos los sudamericanos) y se sienten integrados en su mayoría.
También les invitamos a acercarse a las macromanifestaciones de cada 11 de septiembre de los últimos cinco años. Dos millones de personas en la calle y, cuando acaban, no queda en el suelo ni un papel, a diferencia de cuando se corre una maratón o el Barça monta una rúa de celebración. A ver si encuentra una explicación. O también a analizar la composición de las muchedumbres de los otros actos reivindicativos de la Assemblea Nacional Catalana en pro del refrendum, o en apoyo de los líderes procesados delante del palacio del TSJC: 40 o 50 mil, de clase media, gente mayor y jubilados activos, que la gente joven está en el curro o cuidando los niños.
Hay que acercarse a los centros cívicos, "casals d'avis" o a las instalaciones deportivas. O a las Ramblas la diada de Sant Jordi y comprobar que cada año se editan 9.000 nuevos títulos en catalán que, evidentemente, alguien compra.
Anem bé...
XA.
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