Tuesday, August 22, 2017

Siete horas de estado




Como hay tantos mastuerzos que sólo hablan un idioma, no me voy a privar de escribir esto en español. Así les ahorro el esfuerzo de traducir con el Google y evito algunas de las barbaridades que se han estado publicando. “Lost in translation”, además de una película estupenda de Sofia Coppola, es un fenómeno demasiado común en este mundo “globalizado” (entrecomillado por anglicismo. Los globos en español están vacíos).


Por eso voy a recordar las siete horas que el Estat català se constituyó en el único referente de autoridad en el curso de una tragedia como los atentados terroristas del pasado jueves 17 de agosto, que luego se alargaron en la madrugada del 18.


El acontecimiento pilló, naturalmente, a todos desprevenidos. Pero los servicios públicos, notoriamente los asistenciales sanitarios y los policiales se lanzaron a una actividad coordinada y eficaz como si lo tuviesen ensayado. Y el operativo contó en todo momento con la autoridad ejercida por la presidencia de la Generalitat en estrecha conjunción con la alcaldía de Barcelona.


La cúpula del estado, en esta semana supervacacional que sigue el “ferragosto”, estaba de vacaciones. El presidente del gobierno acabándose los percebes en Galicia, el ministro del Interior durmiendo una generosa siesta, el rey, supuestamente Jefe del Estado, ni siquiera estaba en el país. Luego se ha dado a entender que quizá en Noruega, porque visto el problemón, decir que estaba en Dubai era un poco fuerte.


Da igual que el esbirro Millo quiera convencer a la gente que él era la representación del estado en Catalunya, porque no hizo nada más que mirar fijamente el auricular de un teléfono en su despacho, esperando una llamada que no llegó hasta mucho después.


La única que estaba relativamente cerca del centro del poder fue la vicepresidenta Sorayita de las SS. Tan pronto posó su generoso culo en el sillón vicepresidencial se le encendió una lucecita que, al poco rato la dejó absolutamente fijada y sin pestañear: muertos, tiros, gritos en Catalunya...Ya está!! Mandamos el ejército y ya está! Es lo que nos hacía falta... Apenas perdió unos segundos con los mandos policiales y de la Guardia civil porque le dijeron: “...Vicepresidenta, es que allí la competencia la tienen los Mossos”. Pues perfecto, esta es la oportunidad de ponerles el ejército encima. Además son unos inútiles sin puntería, vendidos al poder de la burguesía y sólo valen para la vigilancia de los bosques cuando se les queman…


Algunas mentes algo más sensatas quisieron contradecirla, pero la Sorayita tiene mucho genio y como su mentor para las cosas de Catalunya, el Jorgito Moragas, le dijo por el móvil desde Menorca que podía ser una oportunidad, dedicó toda la tarde a dar la vara a unos y a otros para conseguir un consenso. Hasta que decidió llamar a la Junta de Jefes del Estado Mayor. Todos de vacaciones, menos un general de brigada ya en el borde del retiro y que asume la guardia porque no le gusta la playa. Pero el general, sin contar con otros apoyos en la proximidad, frenó los entusiasmos belicistas. Oiga, que no. Que eso hay que pensarlo. Que la Junta aún no ha resuelto el proyecto de Plan de contingencia para después del referéndum, que llevar soldaditos a Cataluña no es tan fácil, ni siquiera cuando vuelvan cantando aquello de “...De Cataluña vengo de servir al rey / con licencia absoluta de mi coronel / Al pasar por el puente de Santá Clará / se me cayó el anillo dentro del aguá.../”.


Cabreada, pidió a los secretarios y telefonistas que le pusieran con todos los miembros y miembras de las cuerpas y fuerzos de seguridad del Estado (que ya no se lo que me digo). Pero continuó recibiendo evasivas. Por su cuenta, el JEMAD, que ya había decidido pasar de la pava de la Cospe, que a esa hora empezaba a ducharse y quitarse todas las cremas, llamó al Montoro: “Oye, que ésta loca nos quiere meter en un fregao y me parece que no tenemos pasta para pagarlo. ¿Vais a habilitar un crédito extraordinario para esta aventura?”.


A ver si nos entendemos: los militares son unos probos funcionarios que, en situación de reposo, cobran sus sueldecillos y a las tres se van a casa. Hace seis años que no hacen maniobras porque no hay dinero. Pero no para la gasolina de los tanques, que eso se lo fía Repsol. No hay pasta para pagar las primas de campaña y las horas extras de trabajo nocturno, etc. Eso es lo primero que aprendieron cuando se fueron a los cursos de la NATO a Ramstein: si hay que hacer trabajo extra, eso se paga. Igual los oficialillos de la parte baja de la escala se prestan, por la cosa de que hay que acumular méritos para los ascensos. Pero de comandante para arriba y de sargento para abajo están preocupados porque ven que la pensión no les va a llegar y a ver qué hacen luego. El glorioso ejército francés, con unos sueldos mucho más generosos, ya está hasta el kepis de montar operativos callejeros policiales, entre otras cosas porque el Emanuelillo Macron les debe dos meses de paga extra. Y ya le han dicho que la guardia en las Tullerías o en el Panteón la va a hacer él y la jaquetona de su señora, si le apetece.


Pues eso: el Montoro puso esa cara de gilipollas que le sale tan bien y le dijo al JEMAD: “Ni un duro”. Que el presupuesto ya va de bajada a esta altura del año y no se pueden hacer milagros. Alargaron un poco la conversación debatiendo sobre qué pasaría si hubiesen tiros de verdad. Por ejemplo si al moro le da la vena e invade Melilla. Pero eso los dos lo tenían claro: si hay tiros en serio, pagan los americanos. De entrada, lo que sea con tal que no tengan que venir ellos a pegar los tiros.
“Bueno, pues dígaselo usted a la vicepresidenta, y a sus órdenes”, que lo del saludo y el taconazo aún se lleva en ciertos ambientes.


Con todo ese azacaneo, a la vice le dieron las 9 de la noche y su secretario le llamó la atención para que viese la declaración institucional del Puigdefucker: en catalán y sin subtítulos. “¡Qué cabrón! No nos ha esperado.” Para entonces Marianillo Rajoy ya había llegado a Barcelona, aunque había tenido que hacer una escala técnica en Madrid porque se tenía que cambiar la tripulación del Falcon 900, que ya habían superado las horas de servicio. Durante el largo vuelo e intermedio se dedicó a hacer lo que mejor hace: nada. Por cierto, con notable éxito. Pero el catalán ya le había comido la tostada: se había hecho cargo de la situación, agradecía las ayudas y dedicaciones y se las manejó para, en todo el parlamento, ni mencionar el estado español. A Mariano le trae al pairo, porque eso de salir en la tele a hablar no le va, pero la vicepresidentita sacaba espumarajos por la boca.


Cuando le montaron el facistol y le escribieron el discursito ya era la una de la madrugada, y habida cuenta la habitual tostonera de sus intervenciones, la mayor parte de la audiencia ya se había ido a la cama.


Mientras decidían dónde iban a dormir, porque en la sede de Falange no hay sitio e, incluso, dudando si volverse a Madrid, les llegaron las noticias del segundo ataque en Cambrils. Se les iluminaron un poco las pupilas porque igual ahí la cagaban los Mossos y se abría una oportunidad de meter el cazo. Pero un solo mosso se cepilló a cuatro terroristas con un fusil de asalto (“¿Quien coño les ha vendido eso a estos guardias de la porra?”) y los protagonismos siguieron donde estaban. O más allá.


Pues sí. Durante esas horas el estado, el estado español, estuvo ausente de Catalunya. Igual sirve de ensayo general para las fechas que se aproximan.


Nota: Los fusiles de asalto de los Mossos son los SCAR L que fabrica la industria belga Fabrique National Herstal (FNH) y que en España comercializa la compañía Uniformidad y Suministros de Protección SL. con un contrato de 175.000 euros de los presupuestos de la GenCat. Uniformidad y Suministros es una empresa de Madrid pero de las que no paga mordidas porque no les sale de los cataplines... 
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