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Si, ja se que era un amistós i que els hondurenys no estaven tan motivats. Però davant d'aquell "Viva Honduras" del Trillo ben s'hi val un Visca Catalunya! ni que sigui en un to baixet, que no està el tema per a crids...
Esta bitácora, blog, o bitàcola (nótese el acento abierto) estará escrita indistintament en español, English o català, y por tanto está dedicada a españoles que hablen catalán, English speaking Catalans, americans o anglesos que parlin català, y las combinaciones derivadas, aunque se admiten comentarios en cualquier idioma... Después de 6 años, decido cambiar un poco el encabezamiento. La Percepción Selectiva es una de mis deficiencias
El New England Journal of Medicine publica desde hace mucho tiempo homenajes académicos (festschrift) a las figuras de la medicina desaparecidas recientemente, o en trance de hacerlo. Nunca pensé tener que aproximarme a una situación así cuando trabajaba para, o junto a, Juan Rodríguez Soriano en unos lejanos ya años 70.
Este pasado viernes 17 de diciembre tuve la oportunidad de asistir a la Jornada académica conmemorativa que se celebró en el Salón de Actos del Hospital de Cruces en Vizcaya, donde Juan ejerció durante más de treinta años.
Para mi ha sido una introducción rápida en el túnel del tiempo y no sólo simbólicamente.
Inicié el viaje a las primeras horas de la madrugada, a obscuras para no despertar a quienes comparten mis noches, desde un garaje igualmente oscuro, para luego conducir 50 minutos por una autopista desierta y nocturna hasta el aparcamiento del aeropuerto. La terminal del aeropuerto aún no se había despertado y muchas de las luces permanecían apagadas. El tubo del “finger” de la puerta de embarque estaba poco iluminado como lo estaba el propio avión. Tres cuartos de hora mal contados me depositaron en el aeropuerto de Sondika, ahora Loiu, cuando apenas apuntaban las luces del día en un cielo plomizo. Un trayecto en autobús que atraviesa los túneles de Artxanda se añadieron a la imagen, como inmediatamente después el tubo del Metro.
Al llegar a Cruces ya estaba lloviendo.
En el salón de actos ya había comenzado la sesión y reinaba una semipenumbra sobre la que presidía una foto del Dr. Rodríguez Soriano en la pantalla.
La “Jornada Científica in memoriam Profesor Juan Rodríguez Soriano” costó de dos partes: una primera titulada Avances en Pediatría y Nefrología en la que intervinieron sucesivamente el Prof. Serafín Málaga, actual presidente de la Asociación Española de Pediatría quien habló de la Pediatría como especialidad y los retos actuales, el Dr. García Nieto, nefrólogo e historiador que trató de la Historia de la Pediatria y la Nefrología pediátrica durante el último siglo, y el Dr. César Loris quien hizo una semblanza del profesor Rodríguez Soriano.
El Profesor Juan Rodríguez Soriano fue Jefe del departamento de Pediatría del Hospital de Cruces durante más de treinta años. Licenciado y doctorado en Barcelona realizó extensos estudios de postgrado en París y más adelante en el Albert Einstein Hospital en Nueva York. De ese período destacan sus aportaciones al estudio de la función renal y sus aportaciones sobre la acidosis tubular renal que le dieron renombre mundial. Catedrático de Pediatría dirigió los estudios de la asignatura y de postgrado en la Universidad del País Vasco desde su fundación.
La segunda parte la ocuparon las presentaciones de la líneas de investigación en marcha en el Hospital de Cruces a cargo de los Drs. P. Martul (Endocrinología). A. Valls (Neonatología), P. Sanjurjo (Metabolismo), JC Vitoria (Gastroenterología), A. Navajas (Oncología), L. Castaño (Diabetes) y G. Ariceta (Nefrología).
Cerró el acto una proyección de fotos conmemorativa y unas palabras de agradecimiento por parte de la familia del fallecido. Todos los ponentes hicieron, desde sus diferentes ámbitos y puntos de vista una emotiva aproximación a lo que el Prof. Rodríguez Soriano había representado en sus vidas y, muy particularmente, sus aportaciones a cada uno de los ámbitos de investigación. La opinión unánime fue de que con el fallecimiento del Prof. Rodríguez Soriano se pierde una figura señera de la Pediatría y de la Investigación Pediátrica en España, creador de una escuela de práctica profesional asistencial e investigadora proyectada ya hace tiempo hacia el futuro.
El profesor Rodríguez Soriano ha sido probablemente el más importante pediatra español del pasado siglo, con mayor repercusión en el país y en el extranjero y una figura que deja una imborrable huella en quienes trabajaron con él y de él aprendieron.
El acto concluyó con notables muestras de emotividad por parte de muchos de los asistentes, conscientes de que con la muerte del Profesor Rodríguez Soriano se cierra una etapa histórica de enorme relevancia para la Pediatría.
Una comida de hermandad con los antiguos alumnos y colaboradores concluyo la jornada.
De nuevo los túneles del metro, los de Artxanda hasta el aeropuerto, los “finger” tubulares de acceso al avión, el vuelo nocturno, el nuevo túnel del “finger” a la llegada, el cavernoso aparcamiento de la terminal y los últimos tres cuartos de hora por una autopista desértica y oscura me devolvieron a mi casa.
El sol mediterráneo brillante de la mañana siguiente acrecentó la sensación de que la jornada anterior había sido un viaje en el túnel del tiempo. Hacía ya treinta y tres años de cuando le dije a Juan Rodríguez Soriano que me marchaba, que dejaba mi puesto en la UCI pediátrica que había creado cinco años antes en busca de otros destino y aventuras.
El túnel del tiempo me devolvió a un punto desde donde considerar todo lo que pudo haber sido y no fue, todo lo que destino y fortuna me había deparado durante todos esos años. Juan Rodríguez Soriano había sido quien me había acogido y proporcionado mi primer destino profesional y quien, con su empuje, me proyectó hacia lo que pude llegar a hacer en el ámbito de la Pediatría. Eso sí, desde otros puntos geográficos. Con su desaparición se cierra toda una etapa de dedicación profesional para muchos de quienes siguieron o se incorporaron a trabajar con él. Y también para los que de él recibimos un impuso decisivo.
La memoria de Juan Rodríguez Soriano perdurará para siempre en todos nosotros.
It was somewhere along the 20th century that the media started to count time by decades and naming them: the Roaring Twenties, the Hungry Thirties or the Swinging Sixties (in Spanish “la decada prodigiosa). When it came to name these past ten years they’ve come up with “the noughties” still in want of an adjective.
This season journals and televisions will come up with various renditions of what the past ten years have represented, commemorating events and affairs at the end of the decade. The fascination with round numbers will keep hem from considering the decade actually ended a year ago, the 31st of December 2009, as the Anno Domini dating system does not have a “year zero” and we all celebrated the end of the century and the millennium at midnight the 31st of December 1999, that is eleven years ago.
If I remember correctly it was Julius Caesar who imposed the 365-day year, fed up with the whimsical lunar calendar used by the Roman priests who took to change the dates of feasts and celebrations to their convenience. That made difficult the organisation of the military world Caesar needed to expand the Empire. It was hard not knowing when your legions were going to walk out of a war to indulge themselves with Saturnalia or Lupercalia as they saw fit. He beheaded a few priests and got rid of the rest and chose the Egyptian solar calendar more in pace with the seasons. (I think it was his nephew who rounded up the idea adding two missing months to the original ten: July for Julius, his uncle, and August for himself Augustus, pushing further down the year the seventh month (September), the eighth (October), the ninth (November) and the tenth (December). But it was a Romanian monk, Bede, the Venerable, who in the Sixth Century reorganised the calendar and established there was no “year zero”.
But I am sure that no matter this past decade had ten or eleven years, everybody will set the clock on September 11th 2001 as the actual date of the beginning of the decade, the century or the millennium.
It was a turning point for many and determined also many of the following and disastrous events such as the re-election of GW Bush to the US presidency, the (Second) Iraq War, the (Sixth if I am not miscounted) Afghan War, the Al Qaeda bombings in Madrid, Bali and London in whichever order you want to place them. Throw in a couple of big earthquakes, a murderous tsunami, an unpronounceable named erupting volcano clouding with ashes all the European air space, some assorted draughts, famines and floods and you’ll have a pretty forgettable decade.
But for some 800 million it has been the first decade of their lives and for the many who survived it there will be many good things to remember. The measure of how good the times are is, alas! very personal and depends of many details and circumstances.
To all those and to you reader, I just wish you a very happy new decade of which, as I said, we have already consumed one whole year.