El último
episodio del horror es el empleo de armas químicas por parte del gobierno
de Al-Assad contra la población civil ocurrido la pasada semana. A las
informaciones y desmentidos se le ha añadido que los medios continuen habando
de ”supuesto” ataque. Sin embargo, una organización no partidista, Médicos sin
Fronteras, lo confirma suficientemente.
Las
cautelas se enraizan en las declaraciones de hace unos meses del presidente de
los EEUU, que estableció como una ”linea roja” a no traspasar el empleo de
armas químicas. A partir de ahí, se consideraba seriamente la intervención
militar en el conflicto. Los últimos acontecimientos sitúan al poderoso país
ante una disyuntiva complicada porque una intervención extranjera directa podría
desembocar en una situación geopolítica de difícil manejo.
Y es que el
fondo sucio del Mediterráneo (ver imagen) acoge a unas poblaciones sumidas en el conflicto
desde (y quizá antes) el desmoronamiento del imperio otomano a principios del
siglo XX, y las sucesivas
intervenciones de los poderes occidentales y orientales: Francia, el Reino
Unido de la Gran Bretaña, Rusia y los Estados Unidos, a cual más desgraciada.
En el
explosivo cocktail, con los ingredientes de un “cocktail Molotov”, se mezclan
el petróleo, el Islam y sus diferentes sectas, el sionismo, y la opresión de
gobiernos totalitarios. Agítese y sírvase con unas gotas de comercio de armas,
legal e ilegal y unos cuantos cubitos de hielo de inoperancia y desprecio por
las vidas humanas.
Por empezar
por algún extremo del hilo, se podría citar al inicio del estado de Israel y la
ocupación de territorios en Palestina. El largo conflicto establece que los
árabes palestinos odian a los judíos. El estado israelí cuenta, sin embargo con
el decidido apoyo del los Estados Unidos. Por consiguiente los palestinos odian
a los EEUU.
Hasta ahí
las cosas parecen claras. Una población oprimida o reprimida y un estado
opresor. Pero claro, hay más lío.
En los
últimos 50 años ha habido varias guerras:
Francia y
el Reino Unido contra Egipto
Israel
contra Siria y Egipto (dos o tres veces)
Israel
contra Palestina (o viceversa)
Turquia
contra los Kurdos
Rusia
contra Afganistán
Irán contra
Irak
Irak contra
Kuwait
EEUU contra
Irak (dos veces)
EEUU contra
Afganistán
Guerras
internas en Líbano, Palestina, Irak, Siria y la medio olvidada de la revolución
de Iran
… y un buen
puñado más ( ver http://en.wikipedia.org/wiki/List_of_modern_conflicts_in_the_Middle_East
)
Países
geográficamente involucrados: Israel, Jordania, Líbano, Siria, Turquía, Irak, Egipto, Kuwait,
Arabia Saudita, los Emiratos del golfo pérsico, Irán, Yemen y, aunque más
retirado, Afganistán y las zonas tribales del norte de Pakistán.
Países
(potencias) intervinientes y con intereses en la región: EEUU, Gran Bretaña, Francia, la UE,
Rusia y, aunque también algo más retirada, la China.
Colectivos
y organizaciones:
Hamas, Hezbolah, Hermanos Musulmanes, AlQaeda, Sunnies radicales, Chiitas
radicales, Kurdos, Drusos, Taliban.
Una breve
carta en el Financial Times del jueves pasado intentaba ofrecer una guia de los
enfrentamientos porque:
Iran
(chiitas) apoya al gobierno sirio de el-Assad, contra los insurrectos que
cuentan con el apoyo de los Hermanos Musulmanes, pero que están enfrentados con
el gobierno egipcio que derrocó al presidente Morsi que, a su vez, cuenta con
el apoyo de los emiratos del golfo que apoyan junto con Turquía a los
insurrectos sirios, mientras que Rusia apoya a el-Assad y supuestamente a
Hezbollah que está en contra de los drusos libaneses y no se entiende muy bien
con AlQaeda, aunque estén más o menos todos en contra de Israel y de los EEUU,
aliados de Turquía en sus guerras en Irak y en Afganistán. Los EEUU también son aliados del
gobierno de Pakistán lo que no les impide bombardear las tribus del norte
persiguiendo a lo que haya de AlQaeda, y fuertes aliados de la Arabia Saudita
(aunque todos los operativos de los ataques del 11/S fuesen saudíes, como lo
era BinLaden) que apoya al gobierno nuevo de Egipto en contra de los Hermanos
Musulmanes…
Los dos
factores más importantes son, sin embargo, el petróleo y la permeabilidad del
canal de Suez para llevarlo a Occidente, suficientes para justificar cualquier
actividad.
Barack
Obama se comprometíó más allá de lo que pueda ser prudente al trazar una “linea
roja” en el uso de armas químicas en el conflicto de Siria. Cuando por fin se
autorizó a observadores de las Naciones Unidas a inspeccionar las zonas donde
supuestamente se habían utilizado armas químicas, faltó tiempo para que se
lanzasen gases neurotóxicos sobre la población civil en el mismo Damasco y se
causasen algo más de un millar de víctimas y, encima, que alguien tirotease a
los propios observadores de la ONU. El-Assad dice que sería un contrasentido
semejante reto provocador pero los insurgentes no parece que tengan la
tecnología para emplear armas químicas. O sea que ha podido ser alguien desde
las propias filas de el-Assad para envenenar más la situación o cualquier
agente, ya sea de la CIA, del Mossad, de los rusos o de los iraníes, para ver
si algo se rompe de una vez, como si hiciese falta…
Pues no, no
me veo con imaginación suficiente para recomendarle nada a Obama. Se haga lo que
se haga, lo más probable es que la muerte, el sufrimiento, el desastre y la
destrucción continuarán afligiendo ese espacio que conocemos como Oriente Medio
desde ese eurocentrismo que adolecemos.
(Nota geográfica: ¿sabíais que de Beirut a Damasco sólo hay apenas 60 kilómetros?)
(Nota geográfica: ¿sabíais que de Beirut a Damasco sólo hay apenas 60 kilómetros?)