Tuesday, June 10, 2014

Reescribiendo la historia

Corifeos, periodistas pagados y prensa netamente monárquica llevan días, desde el anuncio de la anunciada abdicación del actual jefe del estado español, intentando reescribir la historia de los últimos cuarenta años de reinstauración de la corona española.

Los historiadores, en el futuro, lo van a tener difícil para separar el grano de la paja al evaluar el periplo del último rey Borbón.

Los esfuerzos van dedicados especialmente a loar al titular de la jefatura del estado, atribuyéndole los innegables efectos de una democracia y un desarrollo económico espectacular de los últimos cinco lustros. Con ello se pretende obviar, ocultar o minimizar que el carácter personal del señor JC Borbón por lo que ha destacado es por una serie de escándalos matrimoniales, un turbia historia de enriquecimiento y una actitud chapucera en conducir su vida personal. A ello se suma la desgraciada evolución de los matrimonios de sus hijas envueltos en toxicomanías y delincuencia económica, muy difíciles de alejar como algo ajeno a la corona. La imagen del monarca y de la monarquía está atravesando los peores momentos de su historia en cuanto a consideración popular. Todo ello ha conducido, se mire como se mire, a la abdicación del trono, en medio de una coyuntura histórica de crisis y notables tensiones sociales.

Ya hace un par de años que desde éste blog anunciábamos un final de la monarquía que pudiese estar más próximo de los que algunos piensan y desean:

La proliferación de anécdotas nos llevó unos meses después a insistir en el tema:

Ahora se pretende explicar el gesto de la abdicación como una maniobra cuidadosamente planeada durante meses y mantenida en secreto, para desencadenarla en el momento más oportuno:

Pues tampoco. A Juan Carlos I de España lo ha quitado de en medio “los poderes que son” (“the powers that be”, se dice en inglés) cuando ya no había más remedio y cuando las circunstancias iban estrechando la ventana de oportunidad para algo tan trascendental como la sucesión en la jefatura del estado. El marco de la “ventana” lo ha proporcionado el resultado de las elecciones europeas del 25 de mayo y la anunciada consulta por la independencia de Cataluña el 9 de noviembre.

Las elecciones, la encuesta de las encuestas que, una vez más, ha desmentido los ejercicios demoscópicos públicos y privados, ha conformado una realidad escasamente favorable a los dos partidos hegemónicos que se han alternado en el gobierno de los últimos años. Como que unos y otros no han sido capaces de elaborar una legislación o los oportunos cambios constitucionales que dejasen clara la secuencia sucesoria, la posibilidad de que en unas elecciones generales en el futuro próximo reproduzcan los resultados de las europeas, ponía en duda la aprobación por las cortes del nuevo monarca en un futuro.

En un ambiente de “ahora o nunca” se ha elaborado una ley para cubrir la eventualidad de la abdicación deprisa y corriendo, que se aprobará por unas cortes dominadas por dos partidos mayoritarios que, a la vista de la realidad electoral, no parece que puedan contar con el respaldo del electorado que la actual composición del parlamento permite suponer.

Tal no parece un buen asiento para el heredero del trono, igualmente alabado porque “es alto, guapo, habla idiomas y está muy bien preparado”. Más o menos los mismo atributos que se le adjudicaban a su progenitor cuando el dictador lo impuso como su sucesor. Y obviamente no es garantía de que luego resultase mujeriego, económicamente turbio, depredador de fauna protegida y sinvergüenza.

No vamos desde aquí a reescribir nada. Ya los están haciendo otros. Sólo apuntar lo que percibimos, de forma selectiva, pero no por ello menos ajustada a la realidad.




No comments: