Comentario al blog de Lluis Foix sobre las mentiras y el perdón pedido por el ex-premier inglés Tony Blair sobre la guerra de Iraq.
Desiderio de Sota
27/10/2015 at 19:26
No hay mentiras inocentes. Ni siquiera esas mentiras piadosas que se emiten en la suposición de que el destinatario preferiría no saber la verdad. Son mentiras impías.
Lo que rodea la segunda guerra de Iraq es una sarta de mentiras culpables, intencionadas, malignas.
Los intereses llamados geopolíticos del momento incluían al menos dos parámetros: el control de las reservas de petróleo de Iraq y el tráfico y consumo de armamento. No hubo un culpable único, pero Dick Cheney, vicepresidente, y su clique de guerreros de salón acumulan una buena parte de la responsabilidad, con la connivencia continuada de la casa real Saudí.
En Iraq hay menos producción pero muchísimas más reservas de petróleo que en Arabia y los emiratos. Que tengan un conflicto y no puedan extraer petróleo importa poco: se venden armas y el petróleo se guarda en espera de tiempos mejores.
En Siria no hay apenas petróleo. Por eso hay sólo guerra. Se consume material–por cierto un material que nada más sirve que para matar gente–y con ello se renuevan stocks. Conviene recordar que uno de los exportadores de munición es precisamente el estado español. Y que el safari en Botswana dónde se cascó la cadera el anterior jefe del estado lo financiaba un conocido traficante de armas…sirio.
Todo esto es de conocimiento general, publicado en diversos medios. Que ahora good old Tony Blair venga con arrepentimientos y contriciones vale de muy poco. Ya hace tiempo que sus compatriotas jugaban con su nombre llamándole B-liar, fácil siendo liar mentiroso en inglés.
Aznar se calla porque igual era el señor Borbón quien tendría que dar explicaciones…
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