La dieta humana, en los últimos 500.000 años viene siendo variada. Pongo esa cifra por su proximidad a los restos paleoarqueológicos que se encuentran en este entorno próximo. Nos dicen que los humanos son más bien omnivoros: que comen lo que pillan, incluso a la luz de los hallazgos en el yacimiento de Atapuerca, se comen a ellos mismos. También nos dicen que esa capacidad o avidez para comer cualquier cosa es lo que ha permitido al género humano desarrollar más su cerebro y ampliar sus límites de supervivencia, por encima de otros seres vivos. Y para contentar a los creacionistas, con ello cumplir con el mandato de crecer, multiplicarse y dominar la tierra (Génesis 1, 28).
Así comemos animales, generalmente después de matarlos, vegetales después de arrancarlos del suelo o de las ramas y minerales en la medida que nos hagan falta (Que sí, minerales también: sal, yodo, hierro, magnesio, zinc, etc. en cantidades mínimas pero imprescindibles para mantener la salud. Ah! y agua, que también es mineral aunque salga del grifo).
Así llevamos un tiempo. Y esa manera de comer ha determinado bastante la configuración de nuestra anatomía, los huesos de la cara, las mandíbulas, nuestros dientes e incluso nuestro tubo digestivo. Los carnívoros puros tienen colmillos más eficaces y garras. Los hervívoros se han quedado con los ojos al lado de la cara para mirar a todos lados mientras comen; y unos estómagos multicavidades estupendos para digerir la madera…
La comida forma parte de la cultura que, a su vez, viene determinada por la disponibilidad de los alimentos. Cuando tienes de una cosa, aprovechas para hacerla más apetitosa. Así la gente que vive en la costa se esmera en preparar los pescados, los que viven en zonas húmedas los vegetales más jugosos y los que tienen poco, hacen lo que pueden.
Ultimamente han proliferado movimientos culturales que defienden las dietas exclusivamente vegetales. Todo es respetable mientras no perjudique a nadie. Especialmente a los niños y por varios motivos: como dependientes que son, no se les permite elegir cuando hay disponibilidad. Como humanos en crecimiento, precisan ciertos principios inmediatos (ya sabéis: carbohidratos, grasas, proteinas, minerales y vitaminas) en mayor y más específica proporción que los humanos de otras edades. También los viejos.
Lo malo son las exageraciones, los radicalismos y, también, las majaderías. Donde yo vivo, una ciudad del primer mundo, rica hasta la opulencia aunque las diferencias sociales nos hagan pensar lo contrario, se ha montado (si me permitís el coloquialismo) un considerable “pollo” a cuenta de que un restaurante vegetariano, supuestamente ha impedido la entrada a madres que ofrecían un biberón de leche, mal llamada, artificial a su bebé.
La redes sociales se han disparado, la polémica ha alcanzado el extremo del esperpento, los propietarios del local lo han desmentido, los talibanes de la teta han echado su cuarto a espadas y una pequeña tormenta en el vaso de agua de la calle Mayor de mi ciudad, ha provocado torrentes de diatribas y denuestos desde todos los ángulos.
Recomendación para “navegantes”: no os metáis en líos. Defended los derechos de los niños a tener una alimentación completa (primero, claro, que tengan qué comer) y denunciar a los incoherentes vegetarianos que llevan zapatos y cinturones de cuero, ropa de lana de oveja y se muerden las uñas.
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Hay una versión en inglés que traduje para una amiga anglófona, y que reproduzco aquí:
Hay una versión en inglés que traduje para una amiga anglófona, y que reproduzco aquí:
Animal, vegetal, mineral
The human diet, in the last 500,000 years has been varied. I put that figure for its proximity to the paleo-archaeological findings that are in my surroundings. They tell us that humans are rather omnivorous: they eat whatever they can get hold of, and in the light of the findings at the Atapuerca prehistoric excavations, they even eat themselves. They also tell us that the ability or eagerness to eat anything is what has allowed mankind to further develop its brains and expand the limits of survival well above other living beings. And to satisfy the creationists, thereby fulfilling the mandate to grow, multiply and dominate the earth (Genesis 1:28).
Thus we eat animals, usually after killing them, vegetables after they are torn off from the soil or from the branches, and minerals as we need (and yes, minerals too: salt, iodine, iron, magnesium, zinc, etc. in minimal amounts, but essential to maintain health. Oh!, and water, which is also a mineral even if comes from the tap).
That has been going on for a while. And that way of eating has quite determined the configuration of our anatomy, the bones of the face, the jaws, our teeth and even our digestive tract. Pure carnivores have more effective tusks and claws. The herbivores have their eyes on the side of the face to watch on all sides while they eat, and super multi-cavity stomachs to digest the wood...
Food is part of the culture which, in turn, is determined by the availability of food. When you have an edible thing, you take care to make it more appetizing. So the people who live on the coast work hard to prepare the fish, those who live in humid areas the juiciest vegetables and those who have little, do what they can.
Lately, there have been cultural movements that advocate exclusively vegetable diets. Everything is respectable as long as it does not harm anyone. Especially for children and for several reasons: as they are dependent on adults, they are not allowed to choose what is available. As growing humans, they need certain immediate principles (you know: carbohydrates, fats, proteins, minerals, and vitamins) in greater and more specific proportion than humans of other ages. Also the old people.
The wrong thing is the exaggerations, the radicalisms and, also, the nonsense. Where I live, a city of the first world, rich to opulence even if social differences make us think otherwise, there has been a conflict when a vegetarian restaurant has allegedly banned mothers who brought in formula bottles for their babies, claiming it was an animal derivative.
The social networks exploded, the controversy has reached stratospheric heights, the owners of the premises have denied it, the Taliban of breastfeeding pitched in, and a small storm in the glass of water on the main street of my town, has caused torrents of diatribes and insults from all angles.
Recommendation for "sea/net fearers": do not get into trouble. Defend the rights of children to have a complete diet (first, of course, to have something to eat) and denounce incoherent vegetarians who wear shoes and leather belts, sheep wool clothes and bite their nails.